El biólogo Gerardo Ceballos propone una educación ambiental vinculada a la ciencia y la defensa del patrimonio natural.
Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, plantea que la educación ambiental debe tener un enfoque movilizador y no limitarse a la transmisión de información. A través de publicaciones científicas, libros de divulgación y asesorías en conservación, propone un modelo de comunicación científica que conecte con distintos sectores de la sociedad.
El enfoque, según ha expuesto en conferencias y artículos, parte de la idea de que el conocimiento ecológico solo es útil si se convierte en acción ciudadana, defensa del patrimonio natural y transformación de valores culturales.
Educación ambiental con base en ciencia aplicada
La línea de trabajo de Ceballos articula tres ejes: investigación ecológica, conservación de especies y ecosistemas, y divulgación científica. Su propuesta educativa no está centrada en el aula tradicional, sino en espacios híbridos: medios de comunicación, libros accesibles para públicos generales y colaboraciones interinstitucionales.
Entre sus publicaciones dirigidas al público no especializado destacan títulos como Animales de México en peligro de extinción, Naturaleza mexicana y Fauna mexicana, utilizados en campañas educativas y programas de sensibilización ambiental.
Datos sobre biodiversidad para la toma de decisiones
Ceballos ha argumentado que la crisis de biodiversidad no puede ser comprendida ni atendida sin datos verificables, pero también que estos datos deben estar disponibles y presentados de manera comprensible.
Por ello, ha promovido la publicación de información científica en formatos accesibles, como libros ilustrados, videos educativos y artículos de opinión en medios nacionales.
Parte de su estrategia ha sido producir conocimiento útil para tomadores de decisiones. En esa línea, ha coordinado más de 80 estudios técnicos solicitados por organismos públicos, privados y académicos. Estos estudios han sido utilizados para diseñar políticas de protección en áreas como Chamela–Cuixmala (Jalisco), Calakmul (Campeche), Janos (Chihuahua) y Ciénagas de Lerma (Estado de México).
Divulgación científica y participación social
El modelo de educación ambiental propuesto parte de la idea de que la divulgación no debe ser un fin, sino una herramienta para generar participación social informada. A través de conferencias, artículos y materiales educativos, busca que sectores amplios comprendan las implicaciones de fenómenos como la extinción de especies, el cambio climático o la degradación del hábitat.
Este modelo ha sido replicado en espacios formales e informales: desde universidades hasta centros comunitarios. También se ha insertado en campañas sobre especies en riesgo y manejo sostenible de ecosistemas.
Contexto institucional y proyección internacional
Las propuestas de Ceballos se desarrollan desde el Instituto de Ecología de la UNAM, donde trabaja como investigador titular. Además, mantiene colaboración con instituciones como el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y la Universidad de Arizona.
Sus publicaciones científicas han aparecido en revistas como Science y Proceedings of the National Academy of Sciences. Desde ese lugar académico ha buscado influir en las políticas públicas mexicanas e internacionales relacionadas con la biodiversidad.
Un modelo que vincula conocimiento y acción
El planteamiento general que sostiene Ceballos es que la educación ambiental debe ir más allá del diagnóstico. En sus palabras, el conocimiento solo es útil si genera cambios, no solo en el comportamiento individual, sino en la organización colectiva y la definición de políticas.
Por ello, insiste en que la educación ambiental no puede ser neutral: debe tomar postura frente a la crisis ecológica, vincularse con las comunidades y fortalecer la defensa del territorio.